Por Carolina Vega
La decisión del gobierno estadounidense de imponer aranceles ha encendido las alertas. Aunque en principio están enfocados a productos como el acero y el aluminio, no se descarta que se extiendan con más fuerza a insumos agroalimentarios. Si eso ocurre, el impacto podría sentirse de forma directa en las franquicias de fast food mexicano que operan en Estados Unidos.
Cadenas como Chipotle o Taco Bell dependen de ingredientes que se producen o procesan en México: aguacate, tortillas, chiles, tomate, lechuga, pollo. Si estos insumos se encarecen, el efecto se reflejaría, señalan especialistas, en precios más altos, porciones más pequeñas o incluso cambios en el menú.
Franquicias, pieza clave en la economía mexicana
Del lado mexicano, el sector franquicias es una pieza clave de la economía. México es el quinto país con mayor número de franquicias en el mundo. Este modelo de negocio representa más del 5% del PIB nacional y genera alrededor de un millón de empleos. Es una industria sólida, en crecimiento, y con fuerte presencia en sectores como alimentos, retail y servicios. Aunque muchas franquicias operan a nivel local, no están del todo aisladas de los efectos globales.
El encarecimiento de ciertos insumos, la pérdida de competitividad de cadenas asociadas o la necesidad de ajustar procesos logísticos podrían impactar en sus operaciones. Y aunque el panorama es incierto, también abre la puerta a nuevas oportunidades.
Nuevas oportunidades
Una de ellas es el nearshoring. En medio de la tensión comercial global, México podría convertirse en un punto estratégico para que empresas estadounidenses acerquen su producción. Eso podría beneficiar a franquicias locales y fortalecer cadenas de suministro regionales.
De momento, las franquicias deben prepararse: los próximos meses podrían marcar el ritmo del sector durante años.
